Leo tres o cuatro noticias en la prensa… El mismo periódico, el mismo día y en la misma página (portada), y lo único que demuestra… bueno, digamos que “me” demuestra, pues no deja de ser una opinión personal, por supuesto, es la clase de sociedad desquiciada que hemos formado entre todos y a la que todos pertenecemos. El hecho de que se den cita en una primera página de un medio regional, lo único que quiere decir es que el desquicie es extrapolable a todo el territorio nacional, pues, en su base, lo que prima, si analizan sus intríngulis, es el muy castellano refrán de que “en este mundo joío tó el mundo va a su avío”… Ustedes mismos:
“Sánchez anuncia impuestos a la banca y a las eléctricas”… Dice que va a sacar de sus costillas 7.000 millones de euros en un par de años con el fin de paliar la enorme crisis de carestía económica que padecemos esta débil y frágil clase media cada día más empobrecida… El chocolate del loro. Y me pregunto por qué no lo ha hecho desde el principio, ya que es de mera justicia social en una banca que no ha devuelto aún los 60.000 millones de dinero público que se le inyectó durante la penúltima crisis; y en unas energéticas que se enriquecen escandalosamente con la ruina de sus consumidores… Y se me ocurren dos o tres respuestas, al menos: que lo ha hecho forzado por el acoso actual y para asegurarse el apoyo de sus extremosocios; que es una especie de huida hacia adelante para asegurarse el resto de la legislatura, y luego ya veremos; y que sabe perfectamente que es un brindis al sol, ya que ambos dos ya han anunciado que, inevitablemente, repercutirá en el precio de los servicios… O sea, que esa “ayuda” nos la pagaremos nosotros mismos de nuestros bolsillos, Dios mediante…
“El Convenio de la Hostelería hace aguas horas después de firmarse”. Las patronales regionales niegan la legitimidad a la Federación Turística Costa Cálida, que había ajustado con los sindicatos una subida del 7% para los trabajadores del sector… Esto es: tras más de diez años de boicotear el convenio, quieren seguir obteniendo sus beneficios – después de autovictimarse ante la Administración por lo del Coronavirus – exprimiendo una mano de obra que, encima, les es cada día más difícil de obtener por sus malas condiciones laborales. Es la pescadilla que se muerde la cola, ya hasta la raspa. No se puede aspirar a tener camareros entregados, negándoles el pan y la sal, para seguir explotando sus casi gratuitas terrazas… Además, esto sería otra cosa más que repercutiría también, al final, en el precio de las consumiciones, y, por lo tanto, en el bolsillo de sus clientes. Otra vez pagaríamos todos nosotros.
“El turno de Abogados de Oficio estalla en la calle”… Esto resulta difícil de digerir, pero no es difícil de entender: Justicia les debe cuatro meses de paga por sus servicios prestados en Juzgados a los que no se pueden permitir abonarlos de su bolsillo; y los letrados tampoco pueden permitirse trabajar gratis y mantener a sus familias. El derecho de todo ciudadano a ser defendido, que es un principio universal, no se puede mantener, aún y a pesar de la miserable paga que obtienen los profesionales del turno de oficio… Podríamos echarle la culpa a un Ministerio tramposo, pero lo cierto, la verdad, es que Justicia sigue siendo la hermana pobre de los Presupuestos Generales del Estado. La que menos medios dispone de toda Europa. La menos dotada. Al final, como en todo, también pagamos los ciudadanos…
“Mula recuperará lo expoliado por las monjas”… Ochenta y dos piezas de arte pertenecientes a Patrimonio (léase: a toda la ciudadanía) que las hermanitas habían birlado por la toca – de toca a toca, y tiro por que me toca – y se habían llevado a su casa en Elche, por alguna desavenencia con el consistorio muleño. Tú me ninguneas, pues yo de secuestro el arte con malas artes… o algo así. El Ayuntamiento tuvo que meterse en pleitos judiciales y denunciarlas, porque las hermanitísimas hacían oídos sordos a los requerimientos legales, y la Iglesia – obligada jerarquía obispal incursa en estos intereses – callaba por lo que ganaba: una especie de inmatriculación sin papeles registrales de por medio, y si cuela, cuela… Ha tenido que intervenir el Juzgado para poner fin a este desafuero. Una vergüenza, pero… ¿para quién o quiénes?, ¿para los tonsurados o para los fieles?..
…Y no hay más noticias del mismo jaez, porque la página del periódico es limitada, y aún no he mirado en su interior. He visto la primera, la portada, me ha epatado y espantado, y me he puesto a escribir éste que están ustedes leyendo ahora… Pero es una muestra más que suficiente para formar opinión de lo que este servidor de ustedes (que ya no de las monjas) quería expresarles al principio “desta malhadada” crónica: que formamos una sociedad en que “cá cual va a su avío”… Y nos preguntamos quién, o quiénes, tienen la culpa, pero ya se lo digo yo: todos, todos tenemos la culpa, ya que, de algún modo, todos somos así. Y elegimos en urna a políticos de nuestra misma calaña y condición. Hemos sido educados, y enganchados, y dirigidos, en la cultura – yo diría incultura – del trinque y muy señor mío, y del propio apaño. Ya saben, otro refrán castellano: “ande yo caliente…” y que le vayan dando a la gente. Refrán que se responde a sí mismo, y que, ya que vamos de refranes, “no se le puede pedir peras al olmo”… Pues eso mismo.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com
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