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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

ALGO SE NOS PUDRE...



Trump ha sido derrotado en las urnas, por un no exagerado margen, pero suficiente, y el trumpismo ha entrado en fase de resistencia, esperemos que no en fase bélica. En lo que le queda aún que estar en la Casa Blanca como presidente – por el incomprensible sistema americano de relevo presidencial – puede hacer (de hecho lo está haciendo) mucho daño. No importan todos los reveses judiciales que está obteniendo en sus impugnaciones electorales (no aporta una sola prueba del fraude de que las acusa), es que se está enrocando en el poder, porque, simplemente, no admite la derrota. Y los avisó: “si gano, es lo correcto, si pierdo, es porque ha habido trampas. Yo no estoy hecho para perder”… Aunque no lo crean, eso mismo dijo Hitler en el Bundesthag.

Así que, lejos de aceptar la derrota, ha destituido fulminantemente al jefe del Pentágono, Mark Esper, por negarse a hacer uso del ejército contra los manifestantes antiracistas y antitrump… Sin embargo, por el contrario, anima incesantemente a los suyos a manifestarse, incluso violentamente, como amedrentó con amenazas las mesas electorales. Todo vale. Es un perfecto Calígula al que no le importa usar cualquier medio con el fin de secuestrar el poder para sus enfermizos propósitos. El problema es la división creada en el pueblo americano que, aun incomprensiblemente, una buena parte apoya a este sátrapa loco…

Y es que Trump ha dado vida y poder a lo más reaccionario de EE.UU., que es donde reside el dinero del más rancio y peligroso absolutismo, y que se va a hacer fuerte en las calles y en el propio Capitolio, como ya se ha hecho en un partido republicano que ha consentido los excesos y barbaridades de su monstruo… El movimiento QAnon, por ejemplo, que ganó protagonismo en su campaña electoral, también ganó un escaño por Georgia de la mano de Marjorie Taylor, una empresaria conservadora considerada “posible futura estrella” dentro del partido, y que ha inaugurado su puesta de largo en el puesto con un vídeo de ella misma, armada con un fusil ametrallador, en actitud de ataque, y, según sus declaraciones, “preparada para disparar al socialismo”… Estos son los nuevos mimbres y viejos talantes del trumpismo.

También toda la Pensilvania rural se resiste a la racionalidad civilizada de Biden, y votó casi que en masa a la belicosa y maliciosa alimaña del tupé. Es la personificación de la América profunda y negrera, la de los “valores americanos”, que robaron, falsificaron y suplantaron los de los auténticos, los indios. Los de la fuerza. Los que ahora quieren volver a imponer su hegemonía por la violencia sobre los valores democráticos. Trump solo ha sido – y sigue siéndolo – el tótem, al símbolo, la encarnación, que los refleja y representa, y alrededor del cual se reagrupan y hacen fuertes…

Pero esto que está ocurriendo en esa primera potencia y democracia del mundo, que también está siendo amenazada por la división, es un modelo que se está reproduciendo, en mayor o menor medida, en todos los países de ese mismo mundo. Porque hay muchos Trumps, grandes o pequeños, repartidos en países como Brasil, Gran Bretaña, Turquía, Rusia, Polonia, Hungría, Venezuela… Y muchas larvas del mismo parásito distribuidas en otros tantos, enquistadas en sus sistemas, esperando dar el salto para alcanzar el poder desde donde ejercer, y encarnados en partidos populistas de izquierda y derecha…

Y, al igual que en Norteamérica, esta especie de anticristos, quiero decir, antidemócratas, no han nacido por generación espontánea. Están ahí, al acecho, desarrollándose en nuestros sistemas políticos, cada vez con mayor cuota de poder y representación, porque nosotros, los ciudadanos, los hemos dado a luz y amamantado, sacándolos de la parte más oscura de la historia…Y cada vez los votamos más, aunque no sepamos bien por qué, o para qué. Pero está claro que representan las fuerzas más regresivas y negativas de nosotros mismos y de nuestro pasado más reciente. Por eso, cuando nos preguntamos, asustados, cómo es posible que una bestia parda como Trump se comporte como se comporta y haga lo que hace, como un accidente democrático aislado, sería mejor preguntarnos a nosotros mismos por qué un engendro así nos ha nacido, crecido y encumbrado en una sociedad que presume de avanzada en valores democráticos… O mejor dicho, gracias a esa sociedad que creemos civilizada… Algo está fallando en lo que decimos ser…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo

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