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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

AFGANISTÁN, POR EJEMPLO.



Lo de Afganistán no termino de entenderlo, la verdad… Al colapso de su economía, provocado por la entrega de todo un pueblo a los talibanes, se ha sumado una gran sequía que ha traído una gran hambruna, en que, los más débiles (niños y ancianos) están muriendo como moscas… Y todo esto, ante un desentendimiento internacional propiciado por los EE.UU. que no se explica en modo alguno. El ministro afgano de interior, sorprendentemente buscado aún por el F.B.I., que lo considera un asesino genocida, chantajea al resto del mundo prometiendo acabar con su terrorismo si el régimen es reconocido por la ONU… El colmo de todos los colmos. Por otro lado, su número dos en el gobierno, el mulá Baradar, se atreve a exigir las “obligaciones humanitarias” del mundo, exentas de prejuicios políticos.

Pero esas obligaciones humanitarias no incluyen a las mujeres, entre otros sangrantes ejemplos. La restricción de sus libertades; el cierre de las escuelas y universidades para ellas; la obligación del uso del burka; la violencia y persecución de las profesionales formadas; las redadas, palizas y persecuciones; desapariciones que vienen a encubrir ejecuciones, etc… es la práctica habitual de hoy en día en ese desgraciado país. Por otro lado, su vecino Pakistán empieza a sufrir el acoso de la influencia talibán, también sobre su régimen político, y el problema amenaza extenderse territorialmente, sin que nada haga nada ni ponga coto a ello.

Se distribuye por todas las naciones la adormidera de su opio para mantenernos olvidados y calladitos. Pero el primer ministro paquistaní, Imran Khan, ya está clamando por las alteraciones callejeras y de orden público por parte de los radicales que desean la talibanización del país, aunque, de momento, las únicas certezas que existen es la desestabilización de sus fronteras y la inminente crisis humanitaria. Así como el olvido de Afganistán, o de lo que haga falta…

El artículo de hoy no pretende hacer un análisis político de la situación en esa parte de Oriente Medio. Ni mucho menos… Ni es mi deseo, ni tengo talla de comentarista especializado en eso. Solo quisiera llamar la atención sobre algo, que, en teoría, se habla mucho y se practica poco; y se emplea mucho blá-blá-blá en cantidad de ilustrados y lustrosos círculos, que son los temas sobre Derechos Humanos; la reivindicación de la mujer; la infancia; la pobreza; la persecución de las libertades, etc… y que, llegado el caso, como es éste, todo el mundo calla y mira para otro lado. El cinismo y la hipocresía es tan patente que apesta más que molesta… Pero, ¿Cuáles son los motivos?..

Yo no lo sé, sinceramente, pero eso no quiere decir que no exista tan doble, e innoble, moral… Los movimientos de cierta izquierda acomodada, extremosa y cremosa; así como los feministas; o los de inclusión, como así mismo se llaman, están prontos a desatar una caza de brujas en cualquier democracia donde ellos medran y se sienten tan seguros y calentitos, pero son cobardes e incapaces de levantar la voz allí donde tienen que hacerlo. Ni siquiera a instancias internacionales lo hacen.

Pero no solo ellos practican esa falsedad e hipocresía. Todos los gobiernos del mundo se achantan ante semejante bajeza. Los políticos de derechas e izquierdas – que igual da unos que otros – son grandilocuentes a la hora de hablar ante los medios hasta del sexo de los ángeles, si así se tercia, pero bien que saben callarse ambos ante estas vergüenzas… Existen demasiados ejemplos, incluso próximos y cercanos, que procuramos muy bien borrar del recuerdo histórico…

No hace tanto, a un suponer, nuestros políticos (por ceñirnos a España) se sacaban lustre a la chapa, y todo ministril o ministrila, de un lado y del otro del Mississipi, autoalababan como pavos y pavas reales nuestras misiones militares en Afganistán: que si eran humanitarias; que si se hacían en defensa del pueblo afgano; que eran a favor de la igualdad y la justicia; que era como defender la propia democracia; que si esto, o que si lo otro… Y, de pronto, entre ese patatín y patatán, el patrón abandona el gallinero con todas las gallinas dentro, así, de golpe y porrazo, y se acabaron los discursitos y los sacapechos por la defensa de unos valores, que se han escondido y enterrado hasta nuevo aviso.

Este es el sangrante ejemplo en el que me baso para el escriturial de hoy… En realidad no somos defensores de nada, si no servidores de todo aquél que manda. Presumimos de lo que no somos, y ocultamos lo que en realidad somos… Y, la verdad, seamos claros al menos, nos tapamos con una Onu, que lo único que ha revelado hasta ahora es que es el selecto club de los que ordenan, y que, cuando hay que actuar, es según dónde, según los intereses de según quiénes, y según cómo se nos mande… Esto es lo único cierto.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

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