Duque, mi perro, se marchó de nuestro lado tras doce años de convivencia, amistad, compañía y, si quieren, compañerismo. Ahora lo veo mirarme desde sus sitios comunes, y recibirme cuando llego a casa, moviendo el rabo, y me lo voy tropezando por lugares y pensamientos…
Si son ciertos el principio entrópico del universo y las leyes de la energía y de la termodinámica, Duque está en el cielo de los perros, siguiendo su camino de evolución, como todo y como todos…
Quizá lleguemos a encontrarnos después en alguna dimensión, o quizá no. Quizá lleguemos a reconocernos, o quizá no… Es posible que las conexiones de este mundo aparezcan en otro tiempo y lugar, o puede que, si la vida es sueño, nos soñemos en la eternidad…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com
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