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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

ACOJONADITOS



Yo no sé si la culpa es de autoridades sanitarias medrosas e inseguras, de unos medios de comunicación irresponsables, o de nuestro neo-córtex, donde guardamos nuestra memoria genética desde el principio de lo que fuimos… y en lo que nos convertimos. Pero no resulta muy normal que, porque se hayan dado 18 casos de trombosis mortal en 22 millones de vacunados con Astra-Zéneca, a la ciudadanía nos haya entrado la cagalera. Estamos hablando de menos de un caso por millón de habitantes, no llega al 0,000001% de ciudadanos afectados en toda Europa.

Desde luego, como han llevado el tema los de Sanidad ha sido penoso… Que si procedemos a vacunar con ella… Que si algunos países andan “acojonaos”, a ver, vamos a parar no sea que “nos coma el trigre”… Nada, que dice la Agencia Europea del Medicamente que, en cada año por la de la gripe común, la incidencia es cuarenta veces mayor, y eso sigue sin ser nada, que solo es puñetero miedo… Pues nada, volvamos al tajo, como si nada, después de haber puesto al personal en alerta roja… Luego, que en algunas comunidades, unas por joder y hacer oposición, otras por el cánguilis del ciudadanaje, otra vez a suspenderlas… En fin, una absoluta indefinición y una falta de criterios lamentable. Patético…

Luego, tenemos unos medios de comunicación, inmisericordes y repetitivos hasta el agotamiento, que se han dedicado – y se dedican – a un martilleo, en un dalequetepego en un “contínuum” de tiempo y espacio, a dar la matraca con una noticia que debería haberse tratado puntualmente y con toda ecuanimidad, y a otra cosa, mariposa… Pero no, un día, y otro, y otro, y otro más, mañana, tarde y noche, por tierra, mar y aire, con opinadores de aluvión y mesas de pseudoexpertos de pase-por-taquilla-al-acabar-el-programa, que lo ha convertido en el menú del día… Naturalmente, nuestro cagón nacional que todos llevamos dentro, se nos ha puesto en pie, como un resorte, y le ha vuelto a salir la matriotska del negacionismo, o negazombismo…

…Y aquí es donde digo yo que salta nuestro asustadizo hombre primitivo. Aquel cavernario que, tras enterarse que a un pariente tribal cercano le había picado una víbora al bañarse en el río próximo, decreto que su clan no tenía que bañarse en el río… Por si las moscas. Aquí no se lava nadie hasta encontrar otro río, y ya veremos… Imaginémonos la pestucia y enfermedades que eso podía provocar en la comunidad, pero allí no se bañaba ni el tótem…

Y eso sería lo que nos pudiera pasar a nosotros: que fuera peor, mucho peor, el remiedo (no es una errata, he dicho remiedo) que la enfermedad… O sea, matemáticamente hablando – y ya calculado - que por ahorrarnos una docena de muerte en Europa, pudieran morir muchas miles más de personas. Porque, exactamente, eso es lo que puede suceder, y lo que vá a ocurrir, si no nos vacunamos deprisita… Es que esa es otra: si no alcanzamos la inmunidad de rebaño rápido, no contemos con este verano, ni con la navidad, ni con las parafernalias festeras del año en curso y puede que de parte del que viene. Ni con ninguna recuperación económica ni turismo que echarnos al coleto en éste, nuestro país de soles y manteles…

Y si no lo hacemos ya (miren los antes morideros de las residencias, que ahora solo lo hacen de aburrimiento), vamos a seguir abriendo y cerrando bares y terrazas como si hiciéramos palmas con ellos, y los de mi edad habremos de ir haciéndonos a la idea de palmarla en nuestra cripta casera, y que nos saquen hechos bacalao el día que no salgamos a respirar al balcón… Así que nosotros mismos, por favor… Estamos exigiendo algo que no existe: la absolutabilidad absoluta de que la vacuna que vamos a recibir no nos vá a hacer pupa. Algo que ni siquiera con lo que comulgamos se nos puede garantizar, ni con las pastillas que nos receta el médico del seguro para poder seguir tirando. Quién exija garantía en esto, que procure pudrirse en casa y, al menos, no infectar a ningún vecino. Es que esta es otra: la inexistencia de la solidaridad para con la sociedad…

La enseñanza que deberíamos sacar de este cuento samanieguesco, es que el peor enemigo y el mayor peligro que tenemos, no es el virus, tampoco ninguna vacuna, que procura infinitamente más cosas positivas que negativas, si no que somos nosotros mismos nuestros peores enemigos. Y que el miedo será todo lo libre que usted quiera, pero a nosotros nos esclaviza.-

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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