Leo en un comunicado de prensa (EP,3/6) que el ministro Escrivá planea regularizar los permisos de trabajo para los extranjeros. Me asombro, no lo puedo evitar… Tantos años, y ahora… Quiere impulsar, o eso dice, “una profunda reforma de la Ley actual”. Me cuesta trabajo creerlo, la verdad. La norma actual, según reza en el borradoexto, “fomenta la incorporación irregular de estas personas”, y eso es lo que se quiere corregir. Afecta a sectores como la construcción, la hostelería, el transporte, el campo...
…El campo, ese es el que me interesa, dada la realidad social que vivimos al respecto en el llamado Campo de Cartagena… Así que sigo leyendo: el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que es el afectado directamente por el actual desbarajuste, y el que dirige el titular, plantea una profunda reforma del Reglamento de la Ley de Extranjería para que los inmigrantes puedan trabajar legalmente en España y cubrir así las necesidades de mano de obra en los citados sectores. Resalto lo de LEGALMENTE. Las mismas fuentes gubernamentales destacan que, en la actualidad, “no es suficientemente ágil para responder a los cuellos de botella de ese mercado laboral”. Vale, pues. El borrador del nuevo Reglamento señala que “la regulación actual fomenta la incorporación irregular al mercado de trabajo”, lo cual redunda en “altos costos sociales, económicos y de gestión”… Y de convivencia, añadiría yo. Aparte de que nada aporta a la Caja de Pensiones ni a la Seguridad Social…
Bienvenida sea tal iniciativa, si es que se puede llevar a cabo, que un servidor mantiene sus más que razonables – y razonadas – dudas… Entre otras cosas, me temo que se va a encontrar con la oposición frontal de Vox. Precisamente el que más clama (aparentemente, claro) por ello. Y es que, entonces, se le cae del tambalillo una de sus excusas más manidas: la de que los inmigrantes vienen a delinquir y a quitar el pan a los españoles, quedándoles desnuda la ya única razón de racismo, de xenofobia, o de lo que sea… Incluso de los propios sindicatos, si no obtienen ganancia y ventaja. Igual es posible que se le oponga el PP, dado que defiende los intereses empresariales, sean estos legales o espurios, eso le da lo mismo, de las grandes corporaciones sectoriales, sin pararse en barras en el modo, las formas, ni las consecuencias. De hecho, fue esa misma formación política la que facilitó la introducción del sistema hoy imperante… Forma parte de mis experiencias, de mis vivencias si quieren, así que permítanme refrescar la memoria:
Me viene del tiempo en que este tonto útil que les cuenta, formaba parte y arte en las Confederaciones de Organizaciones Empresariales (COEC), creo que de presidente local, vicepresidente comarcal, en la ejecutiva de Croem, y un largo, y no sé si inútil, etcétera. Por entonces – época de Felipe González – no podían trabajar legalmente los extranjeros sin Permiso de Trabajo. Las empresas que los necesitaban iban a la Delegación de Gobierno y solicitaban la cantidad de jornaleros, tiempo de trabajo a cubrir, preferencia de origen, etc. Extranjería controlaba todo el movimiento de idas y venidas… Salías al campo, por ejemplo, y veías a la Guardia Civil pidiendo papeles a los que estaban en los bancales, y poniendo multas a empresarios que contrataban a ilegales: bueno, bonito y barato, paisa…
Naturalmente, aquello perjudicaba bolsillos, aparte de que se les hacía responsables directos de la situación de los trabajadores a su cargo. El sistema les resultaba “no competitivo”… Cuando el Gobierno devino en el de José Mª Aznar, se produjo el cambio deseado y deseable a los intereses del sector productivo: se eliminó tal modelo de contratación y se autorizó el desembarco de las Ett´s. Allí se podría contratar “a pajera abierta” e incondicionalmente, sin trabas ni problemas, a bajo coste, pero también sin pararse a mirar las consecuencias, claro.
Consecuencias, por cierto, que son las que hoy tenemos… Recuerdo que en aquellas agotadoras reuniones de Ejecutiva previas y necesarias para bendecir u oponerse, yo era el único, entre el aplauso general, que advertía lo que eso suponía: efecto llamada desaforado; descontrol entre legales e ilegales; dudosas normas de contratación; asentamientos irregulares; condiciones semiesclavistas que podrían llevar a la práctica de cierta delincuencia; situación conflictiva con respecto a la población autóctona, y unas cuantas cosicas más… Por supuesto que me quedé más solo que la una, además de “malseñalado” y corrido a gorrazos.
Así que, si ahora vienen éstos (Zapatero mantuvo tan horrenda situación sin mancharse sus zapatos), e intentan poner órden en el desbarajuste, bienvenidos sean… Me barrunto, por lo poco que he leído sobre el particular, que es un intento de vuelta a una legalidad que se obvió en su momento por un determinado interés económico y político. Lo que pasa es que ahora tenemos a unos intermediarios, fuera de los Institutos oficiales de Empleo, que antes no existían, y habrá que respetarles el “cachopan” de alguna forma y manera. La cuestión es cómo, y qué tributo habrá que pagar a los errores cometidos… y a los por cometer.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com
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